La enormidad de los problemas con las lesiones que debió solucionar la Seleção para asegurarse la clasificación para octavos de final del Mundial impresiona. Para empezar, la imprescindible Formiga no participó en la victoria contra Italia en Valenciennes. Estaba sancionada y, además, le dolía el tobillo.

Andressa Alves, posiblemente la mejor jugadora del equipo hasta el momento, se lesionó la víspera del encuentro y supo horas antes que estaba fuera del torneo. De esta manera pasó a formar parte del grupo de jugadoras de la lista inicial del técnico Vadão excluidas de la competición por problemas físicos, en el que ya figuraban otras tres futbolistas: la mediocampista Adriana, la lateral Fabi y, un día antes del estreno en esta fase final, la zaguera Érika.

De la plantilla que finalmente presentó el seleccionador en este Mundial, todavía queda por solucionar el tema de Marta y Cristiane. Las dos han demostrado ser imprescindibles y decisivas, pero han completado la fase de grupos con restricción de minutos de juego. Además, hubo jugadoras que ni siquiera pudieron ser convocadas, como la defensa Rafaelle, una de las mejores del mundo en su posición.

Pese a todo, la Seleção encontró la forma de abrirse paso. Se sobrepuso a todas estas ausencias y a la frustración de la derrota sufrida contra Australia, y superó la fase de grupos, algo que viene haciendo desde la edición de 1999 de la Copa Mundial Femenina de la FIFA.

Contra Italia, esta mediocampista de 24 años y 1,61 m de estatura ayudó a Brasil a dictar el ritmo del partido, especialmente en la segunda parte, tras unos primeros 15 o 20 minutos de nerviosismo.

“Andressinha ha estado excepcional: tiene la paciencia necesaria para marcar el ritmo del juego con un buen pase”, comenta Marta a FIFA.com. La superestrella brasileña convenció al cuerpo técnico de que podría jugar más 80 minutos en el choque contra Italia, tras haber permanecido sobre el terreno apenas 45 minutos contra Australia.

Misión (no tan) imposible

La confianza que la goleadora histórica de la Copa Mundial Femenina de la FIFA, con 17 goles, tiene depositada en la mediocampista quedó patente en lo sucedido cuando recibió una falta en la segunda parte contra Italia. Marta agarró el balón y se lo entregó rápidamente a Andressinha. El disparo de esta resultó casi perfecto, aunque se estrelló en el travesaño. “Se disgustó porque la pelota no entró. Habría sido un golazo. Sin embargo, jugó de maravilla. Como he dicho, no es fácil sustituir a Formiga”, asegura la veterana Marta.

¿Cómo cubrir la ausencia de una futbolista que se encuentra en su séptimo Mundial? Es fácil imaginarse la presión. “Más de uno me ha preguntado eso mismo, pero ni por un momento se me ha pasado por la cabeza que puedo sustituirla. Es una misión prácticamente imposible”, manifiesta Andressinha. “Sin embargo, estoy muy feliz de haber tenido mi oportunidad”.

Buscar soluciones fue la rutina de la Seleção, que, en el Stade du Hainaut, también mostró versatilidad. El equipo alternó sistemas con mucha frecuencia hasta dominar a la Squadra Azzurra. Sin embargo, esto no habría sido posible sin jugadas meticulosamente organizadas en torno a Andressinha, Marta y una excepcional Debinha. Juntas lucharon por hacerse con el control, consiguieron poner en pie a la afición y mostraron al equipo el camino a seguir.

“Nuestro objetivo ha sido siempre conseguir el pase de ronda y, lógicamente, terminar primeras, aunque esto último no ha podido ser. En un Mundial no se puede escoger mucho”, concluye Marta. “Además, hemos tenido que superar muchas adversidades”.