jueves 28 junio 2018, 11:56

Las estrellas promocionan el Mundial femenino

La jugadora venezolana Deyna Castellanos está aprovechando al máximo la oportunidad de asistir a la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018 como embajadora del fútbol femenino.

Con solo 19 años, Castellanos ha sido ya finalista del Premio The Best a la Jugadora de la FIFA y del Premio Puskás, tiene multitud de seguidores en las redes sociales y ha empezado a lo grande su participación en la cuenta @FIFAWWC de Twitter, donde se ha puesto en contacto con muchos más aficionados todavía durante su estancia en Moscú.

Con la ayuda de las prestigiosas FIFA Legends, está difundiendo el mensaje “El momento de brillar”, el lema oficial de la próxima Copa Mundial Femenina que el año que viene se celebrará en Francia del 7 de junio al 7 julio.

Nos hemos reunido con Castellanos para saber qué ha estado haciendo en la Copa Mundial de la FIFA™ y cómo empezó su amor por el fútbol.

¿Qué labor estás llevando a cabo en Rusia 2018?

Mi labor consiste en promocionar el fútbol femenino, en promocionar “El momento de brillar”. Esto es lo más importante, porque el año próximo se celebrará una Copa Mundial Femenina en Francia y todo el mundo está entusiasmado con ella. ¡Qué mejor lugar que el Mundial masculino para promocionar el Mundial femenino!

¿Qué sensaciones te ha producido codearte con las FIFA Legends y respirar este gran ambiente junto a los aficionados?

Ha sido impresionante compartir esto con las Leyendas, como Carles Puyol, Iker Casillas, Milito, Zanetti, Cafú y muchos más. Todos ellos respaldan el fútbol femenino y mantienen un compromiso firme con él. Les decimos "¿por qué no promocionas esto o lo otro?", y lo hacen con mucho gusto. Es también maravilloso tener la oportunidad de conversar con aficionados procedentes de todo el mundo. El ambiente es como de otro planeta.

Te has convertido en toda una influencer. Muy poca gente posee más de un millón de seguidores en Instagram. ¿Qué importancia tiene para ti ser un modelo y un ejemplo para los demás?

Me siento muy afortunada de poder ser una influencer y un ejemplo para las generaciones venideras, tanto para las chicas como para los chicos. A mí me parece esencial ser un ejemplo y dar los pasos correctos para despejar el camino para todas las muchachas que están creciendo y que empiezan a amar este deporte. Al fin y al cabo, mi principal objetivo es ofrecer a todas las niñas la oportunidad de iniciarse en el fútbol.

¿Qué aconsejarías a las jugadoras jóvenes que te admiran y quieren seguir tu ejemplo?

Que se atrevan a aprovechar “el momento de brillar”. Que acepten el reto, que pongan a prueba sus límites, que sepan que todo es posible y que los sueños se cumplen con trabajo duro, amor y disciplina. Por encima de todo, que disfruten, porque lo que hagan con una sonrisa en los labios les saldrá muchísimo mejor.

¿Cómo nació tu pasión por el fútbol?

Fue amor a primera vista. Empecé a jugar cuando tenía cinco años porque mi hermano iba a entrenar y mi madre no podía dejarme sola en casa. Por eso, desde siempre he corrido detrás de una pelota y aprendí a controlarla. Un entrenador me vio y habló con mis padres para que me dejaran jugar.

¿Cómo ha sido formarse en el fútbol en Venezuela?

El fútbol goza de gran popularidad en Sudamérica, pero, en Venezuela, el deporte más importante es el béisbol. No había equipos femeninos de fútbol en mi país, solo masculinos. Desde los cinco a los 16 años, jugué solo con chicos. Me costaba mucho, pero me siento muy agradecida porque eso me ha convertido en la futbolista que soy.

Después del gran papel que hicimos en la Copa Mundial Femenina Sub-17, el fútbol femenino ha empezado a aparecer en Venezuela. En la actualidad hay clubes específicos para mujeres. Esto es muy importante, porque el fútbol femenino va a seguir creciendo hasta que tengamos una liga profesional en Venezuela.

¿Cuáles son tus sueños?

Mis objetivos son llevar a la selección femenina absoluta de Venezuela a un Mundial, convertirme en la mejor jugadora del mundo y conseguir que el fútbol femenino crezca hasta hacerse tan grande e importante como el masculino.