viernes 31 mayo 2019, 20:37

Goles, nieve y prejuicios: la historia de las pioneras de Ravenscraig

  • Inglaterra y Escocia jugaron su primer partido internacional femenino en 1972

  • Ambas selecciones se miden en su arranque en Francia 2019 el 9 de junio

  • Las mujeres que jugaron en 1972 recuerdan los problemas iniciales del fútbol femenino

Cuando Inglaterra y Escocia salten al césped en Niza para afrontar su duelo correspondiente al Grupo D de la Copa Mundial Femenina de la FIFA Francia 2019™, se hará historia, al tratarse del primer partido de las escocesas en la cita mundialista. Pero aunque sea un debut para una de estas dos selecciones, su rivalidad ostenta una arraigada tradición de cinco décadas.

En 1972, inglesas y escocesas se enfrentaron en el primer partido internacional femenino entre ambos países, un amistoso disputado en el estadio Ravenscraig de Greenock (Escocia). Las protagonistas de aquel día conversaron con FIFA.com para recordar aquel encuentro, cómo se sentían al ser unas auténticas pioneras del fútbol femenino, y los desafíos y obstáculos que afrontaban las futbolistas en los años 70.

El histórico partido –que tuvo lugar casi a los 100 años exactos de que Inglaterra y Escocia se midieran en el primer partido internacional masculino– no se habría producido de no ser por los esfuerzos conjuntos de Pat Gregory, entonces secretaria honoraria de la Federación Inglesa de Fútbol Femenino (WFA), y Elsie Cook, entonces secretaria de la Federación Escocesa de Fútbol Femenino (SWFA).

Gregory contactó con Cook, ambas contribuyeron a organizar los viajes y la logística, y se optó por el estadio Ravenscraig como escenario, en parte debido a una vieja norma de la Federación Escocesa de Fútbol (SFA) que prohibía el uso de campos de nivel profesional.

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“No tuvimos ningún respaldo financiero”, apunta Cook. “Los uniformes se compraron con un cheque de provisión , aunque los pantalones cortos los prestó el Rangers Football Club. Los escudos y los números los compré yo misma y los cosí”.

“Mucha gente sostuvo siempre que las mujeres no debían jugar al fútbol”, recuerda Jean Hunter, lateral derecha en la selección escocesa de 1972 con 17 años. “Creo que la actitud hacia las mujeres en el fútbol reflejaba la sociedad de entonces”.

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“Para mí, y para mi familia, meter un gol para mi país fue algo especial”, recuerda Hale, entonces una extremo derecha de 18 años. “Fuera de mi familia y de las pocas amigas que se enteraron, la verdad es que no tuvo ninguna publicidad. La gente con la que trabajaba no sabía nada al respecto”.

“Lo que más recuerdo es que hacía un frío que pelaba”, apunta Hunter. “Había nieve y hielo en el terreno de juego. ¡Me acuerdo de que hice una entrada y me salí del campo deslizándome por el hielo!”.

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El resultado, un triunfo por 2-3 para las visitantes, casi se vuelve insignificante en comparación con lo que representaba el acontecimiento: el primer partido internacional femenino para ambos países. Tuvo lugar durante un periodo de enormes dificultades para el fútbol femenino, por lo que respecta a combatir los prejuicios y buscar el reconocimiento.

Incluso cuando el reconocimiento existía, siempre había algún pero. Antes del encuentro en el Ravenscraig, se organizó una jornada con la prensa en el Estadio de Wembley para la selección de Inglaterra.

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Esas dificultades iniciales se prolongaron durante décadas. La Federación Inglesa de Fútbol únicamente se hizo cargo de la organización del fútbol femenino en 1993, y su homóloga escocesa siguió su ejemplo en 1998. Ahora, esas pioneras del fútbol femenino están obteniendo poco a poco el reconocimiento del que deberían haber gozado hace tiempo.

“Esto es lo que nos hemos perdido”, afirma Hunter sonriendo. “Habría estado genial haber jugado en un estadio como Hampden. Me sentí realmente orgullosa por lo que están consiguiendo estas chicas: gracias a nosotras, ellas están aquí. Eso es lo que nos dijo Shelley Kerr: que si no fuera por nosotras, ellas no estarían donde están ahora”.

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¿Y qué pasa con ese inminente duelo de Francia 2019?

“Simplemente les deseamos lo mejor a todas las jugadoras actuales y al personal de la selección”, concluye Gregory. “Y en la misma medida que les deseamos lo mejor, esperamos que ellas también puedan acordarse del ayer”.