miércoles 24 enero 2018, 10:39

Marinette PICHON (FRA)

Nacida el 26 de noviembre de 1975 en Bar-sur-Aube 112 internacionalidades (81 goles)

La jugadora

Marinette Pichon dejó huella a lo largo de su carrera: anotando goles, marcando su territorio, en forma de recuerdos imborrables… Desde su debut en 1992 hasta su retirada deportiva en 2007, contribuyó constantemente al crecimiento en Francia de una disciplina que apenas recibía atención mediática.

Y, para conseguirlo, primero ascendió a la división de honor al club de su corazón, el Saint Mémmie Olympique. A continuación se convirtió en la primera futbolista francesa en incorporarse, en 2002, al reputadísimo campeonato norteamericano, en el que fue la mejor jugadora del Philadelphia Chargers. En 2004 volvió a Francia y conquistó sus primeros títulos colectivos, un doblete de liga y copa con el Juvisy, club en el que colgaría las botas.

“Creo que no soy totalmente consciente del impacto que tuve”, declaró a FIFA.com hace dos años. “Me sigo sorprendiendo cuando la gente me pide fotos, me habla de mi carrera, me da las gracias... No me doy cuenta verdaderamente de todo lo que hice. Y lo cierto es que es mejor así”.

Marinette Pichon es modesta, pero no lo fue su carrera como internacional. Con ella a la batuta, las Bleues dieron al público su primera gran alegría, una clasificación para la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2003™. Fue convocada 112 veces con el conjunto tricolor, y anotó 81 goles, un récord que hace de ella la máxima realizadora de la selección francesa, tanto masculina como femenina. Marinette no solo marcó goles, sino también la historia del fútbol francés.

El palmarés

  • Campeona de la liga francesa en 2006 con el Juvisy

  • Vencedora del Challenge de Francia en 2005 con el Juvisy

  • Mejor jugadora de la WUSA en 2003 con el Philadelphia Chargers

  • 112 internacionalidades y 81 goles con la selección francesa

Los recuerdos

“Tuve un flechazo con el fútbol. De pequeña, estaba dando un paseo con mi madre y oímos a gente gritando en un estadio cercano, yo quise ir a ver lo que pasaba. Se estaba disputando un partido de fútbol, ¡y me encantó! Empecé en el AS Brienne, un pequeño club no muy lejos de mi casa. Mis ídolos de entonces eran Jean Pierre Papin y Filippo Inzaghi en el fútbol masculino y Mia Hamm y Michelle Akers en el femenino”.

“A los 17 años fiché por el Saint-Mémmie Olympique, un club que tenía la ventaja de estar a menos de 80 kilómetros de donde yo vivía, una entidad modesta y familiar. Se adaptaba muy bien a mí. Allí me formé y tuve mis primeras grandes alegrías como futbolista, se produjo el ascenso a la primera división, y llegaron mis primeras convocatorias con la selección francesa. Y luego, Estados Unidos... Es cierto que hubo estrés y temores cuando me fui al otro lado del Atlántico, pero al final todo salió bastante bien. Fue una gran experiencia para mí”.

“Con la selección, no estábamos tan bien clasificadas como la selección actual, pero sí que teníamos un cierto nivel. Peleábamos con nuestras armas. Éramos menos atléticas que las demás, que las alemanas o las estadounidenses, sobre todo, pero teníamos un fondo de juego, y calidad, con gente como Corinne Diacre atrás y Sandrine Soubeyrand en el mediocampo”.

“Mi mejor recuerdo como futbolista también corresponde a la selección, con esa primera clasificación para el Mundial Femenino, el de 2003, que logramos en el estadio Geoffroy Guichard contra Inglaterra [1-0]. Y también mi mayor orgullo: el de haber vestido la camiseta con el gallo estampado. Aún hoy, cuando escucho La Marsellesa, me entran escalofríos. Es una satisfacción seguir siendo la máxima goleadora, pero, sinceramente, me gustaría que se batiese ese récord, eso significaría que la selección de Francia rinde a un gran nivel. Yo lo dejé hace diez años, ¡ya ha pasado algo de tiempo!”.