Tras una emotiva despedida del Olympique de Lyon en 2016 y un regreso a su Suecia natal, se suponía que Lotta Schelin apuraría al máximo el resto de su carrera haciendo lo que mejor se le daba: marcar goles y ganar trofeos.

Sin embargo, el 30 de agosto del año pasado, tras apenas haber saltado al césped durante todo el año, Schelin anunció su retirada.

“Llevaba varios años teniendo molestias en la cabeza y el cuello, pero creo que en junio de 2017, cuando recibí el último golpe, era el último que podía asimilar”, explica Schelin.

“Estaba teniendo fuertes jaquecas y sabía que iba a estar sintiendo náuseas después de los partidos. Fui a la Eurocopa en 2017, pero no estaba al 100%. Llevaba mucho tiempo teniendo problemas con eso”, añade.

Schelin estaba decidida a seguir adelante con la ayuda de las asistencias médicas y pensaba evitar ejercicios en los entrenamientos que implicasen cabecear el balón para asegurarse de estar sana y en condiciones de afrontar los partidos. Pero pronto descubrió que incluso así le resultaba demasiado duro seguir siendo ella misma. Fue después de la Eurocopa cuando las cosas empeoraron un poco, y la visión borrosa empezó a acompañar a las náuseas.

“Fui al fisio y tardé un buen rato en comprender todo lo que estaba pasando, y cuando finalmente caí en la cuenta, me afectó mucho”, señala. “Tardé un año en comprender que no iba a poder seguir. Simplemente no veía la forma posible de continuar, lo cual me ayudó a tomar la decisión de retirarme”.

Ocho meses después, Schelin sigue necesitando rehabilitación y medicación, pero está en mejores condiciones que a finales del año pasado. Y entusiasmada con la noticia de que espera su primer hijo.

“Siempre intento mantenerme optimista y encontrar los aspectos positivos, e iniciar una familia, decididamente, es uno de ellos”, subraya. “Me hace mucha ilusión, y es una sensación increíble estar embarazada. Estoy deseando vivir una nueva vida con un hijo; es realmente emocionante”.

Schelin jugó 185 partidos con Suecia y marcó 88 goles (récord de su país), pero es probablemente una de las jugadoras más modestas que se puedan conocer. También marcó 225 tantos con el Olympique de Lyon y lo ganó todo en el fútbol de clubes, dejando un legado que, sin duda, ha inspirado a muchas chicas jóvenes.

Pero a sus 35 años no es ajena al impacto que ha causado en el fútbol femenino; no solo en su país, sino a nivel mundial.

“Siento mucho orgullo por la trayectoria que tuve y lo que pude conseguir, pero cuando me miro a mí misma como un modelo a imitar, es difícil de asimilar”, observa. “Tuve el privilegio de ser una profesional a tiempo completo y estoy muy feliz por ello. Si mi carrera marcó la diferencia, eso me hace muy feliz, y espero que haya hecho algo por las futbolistas del futuro”.

En ese deseo de cambiar las cosas, Schelin no vaciló en unirse al programa del FIFA Legends Squad y ayudar a promocionar la Copa Mundial Femenina de la FIFA Francia 2019™.

Schelin forma parte del equipo de 23 ex jugadores y jugadoras que integran el Legends Squad, y cuya misión es promocionar el que va a ser el Mundial más grandioso de la historia.

“Quería ofrecer algo a cambio, y era una oportunidad de conocer a algunos de los aficionados y hacer algo positivo. Me encanta hacer estas cosas, y quiero marcar de veras la diferencia porque he recibido muchísimo durante mi carrera”, indica.

Schelin acudió al Friend’s Arena de Estocolmo para ver el Suecia-Alemania, que deparó un récord nacional de asistencia de 25.882 espectadores con motivo de la parada en tierras suecas de la Gira del Trofeo del Mundial Femenino.

“Estoy muy contenta por las chicas jóvenes de que el panorama esté cambiando y de que esté cambiando constantemente; hemos trabajado muy duro para esto”, subraya. “Personalmente, cuando era joven, ni siquiera sabía si podría ser profesional, así que al menos podemos decir que ahora pueden serlo. Por eso estoy feliz por estas chicas de todo el mundo”.