La selección estadounidense es una de las más temidas de esta Copa Mundial Femenina de la FIFA™, puesto que ha ganado sus dos primeros partidos de la liguilla con un tanteo global de 16-0, y la mayoría de los participantes preferirían evitarlo como rival. Sin embargo, el plantel de Suecia no podría estar más entusiasmado por el choque con las norteamericanas que les espera este jueves, en el desenlace del Grupo F.

“Es la prueba máxima, el tipo de partido que necesitamos como equipo en este momento del torneo”, explica a la FIFA Kosovare Asllani, elegida Jugadora del Partido en los dos encuentros de la liguilla que ha disputado Suecia. “Para nosotros es un reto, aunque también somos conscientes de que siempre rendimos a un buen nivel contra Estados Unidos. Va a ser un partido divertido y espero que igualmente entretenido para los espectadores”.

Ningún duelo del Mundial Femenino tiene más historia que el Suecia-Estados Unidos, ya que no hay otros países que se hayan enfrentado entre sí en más ocasiones en el certamen, y esta es la quinta vez que compiten en el mismo grupo.

“Los equipos siempre cambian, pero a veces coinciden las mismas jugadoras, así que, aunque los partidos sean nuevos, intentamos aprovechar parte de las lecciones extraídas de los anteriores para prepararlos de la mejor forma posible. Y también para tratar de transmitir esa experiencia al resto del equipo lo mejor que se pueda”, afirma por su parte Hedvig Lindahl, quien sabe como muy pocas en qué consiste jugar contra Estados Unidos.

En EEUU 2003 asistió desde la línea de banda, como tercer guardameta, a la derrota de las suyas. Ese resultado se repetiría cuatro años más tarde, ya con ella dentro de la cancha. No obstante, las cosas cambiaron en 2011, año en que Lindahl y Suecia se adjudicaron una histórica victoria por 2-1.

“Fue una sensación fantástica, para nosotras representó un impulso enorme”, recuerda Lindahl. “Me acuerdo de que después del partido, por primera vez, cuando les estrechamos la mano, imperaba un gran respeto hacia nosotras. Creo que por primera vez tomaron conciencia de quiénes éramos”.

Suecia adquirió así una confianza que ya no perdería ante las Barras y Estrellas en los torneos de la FIFA disputados desde entonces.

“Estados Unidos ya no posee esa ventaja psicológica que quizás tuviese antes de que consiguiésemos ganarle, ahora ya sabemos que podemos hacerlo”, señala Lindahl.

Tanto Asllani como Lindahl inciden en que uno de los motivos por el que les agrada jugar contra Estados Unidos es que se trata de un adversario cuyo estilo es muy similar al suyo, y que por tanto se adapta muy bien a su propio fútbol.

“Somos dos selecciones físicamente fuertes, buenas en el juego aéreo y con una buena defensa”, analiza Asllani, “aunque posiblemente la mayor diferencia sea que ellas tienen una gran variación en su ataque”.

Y la sustitución de Pia Sundhage por Peter Gerhardsson al frente de la selección apenas ha entrañado cambios en el juego sueco.

“Tenemos una defensa muy bien organizada y podemos llevar peligro en las acciones a balón parado”, advierte Lindahl. “Históricamente, les hemos planteado partidos físicos. Nuestro juego ha cambiado un poco, así que ahora quizás sea algo distinto”.

“Tenemos un seleccionador nuevo, que quiere practicar un tipo de fútbol más basado en la posesión del balón, eso representa una diferencia considerable respecto a los Juegos Olímpicos, ahora nos gusta tener más la pelota”, concluye Asllani.

Una cosa es segura: este nuevo episodio de la saga Estados Unidos-Suecia del Mundial Femenino —la batalla por terminar en la primera posición del Grupo F en 2019— sin duda será un capítulo apasionante de una rivalidad ya histórica.