El nombre de Carli Lloyd figura ya en los anales de la Copa Mundial Femenina de la FIFA™. Pero esta estrella de la selección estadounidense se dio cuenta de que la cita mundialista era un torneo capaz de forjar leyendas y cautivar a los espectadores muchísimo antes de proclamarse campeona del mundo y ser, al firmar una tripleta, la heroína de la final de 2015.

Cobró conciencia de ello en 1999, cuando tenía 16 años y asistió como hincha a un abarrotado Giants Stadium para ver a Mia Hamm, Michelle Akers y compañía dar sus primeros pasos hacia la gloria.

“Se me puso la piel de gallina”, diría más adelante Lloyd, quien cuenta cómo fue aquella “experiencia increíble” en el vídeo que acompaña a este artículo.

“Recuerdo ver jugar a las mujeres, los hinchas… todo el mundo estaba entusiasmado”, explica a FIFA.com. “Fue un momento extraordinario, y pensé que para mí sería algo increíble poder representar a mi país. No podía ni imaginarme que aquel sueño se haría realidad”.

Así, con la inspiración que supuso el certamen, Lloyd —al igual que la generación pionera de EEUU del 99— dejaría una huella indeleble en el Mundial femenino.

Después de alzar el trofeo en 2015, Lloyd donó una de sus camisetas —con tres estrellas, una por cada título mundialista de Estados Unidos— al Museo del Fútbol Mundial de la FIFA de Zúrich, donde se exhibe actualmente.