miércoles 22 junio 2016, 09:59

11 segundos para un gol inmortal

Si usted está leyendo este artículo, le proponemos un pequeño juego. Cierre los ojos, respire profundo y deje volar la imaginación… ¿Es posible para un hombre idear, desarrollar y plasmar su mejor obra en apenas 11 segundos? Antes de responder con una mueca de escepticismo, le agregaremos un componente más a esta ecuación: Diego Armando Maradona.

Hace exactamente 30 años, el 22 de junio de 1986, el argentino sacó el máximo rédito de esos 11 segundos para dejar su huella grabada en la historia y convertir el que, según los usuarios del Sitio Oficial de la Copa Mundial de la FIFA, fue el mejor gol que se haya marcado alguna vez en el certamen: el segundo de la Albiceleste, que vistió de azul, en la recordada victoria 2-1 sobre Inglaterra en los cuartos de final de México 1986.

Barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste? “En los hechos policiales suele hablarse muchas veces de emoción violenta, y yo creo saber lo que es una emoción violenta por lo que me pasó en ese gol”. La frase es de Víctor Hugo Morales, periodista uruguayo que lleva ya 30 años de residencia en Argentina y que dejó el relato de aquel tanto para la posteridad. Un relato entre lágrimas que, incluso hoy, infinidad de fanáticos repiten de memoria.

“Ahí la tiene Maradona, lo marcan dos. Pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial… Y deja el tendal y va a tocar para Burruchaga… ¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio!... tá’-tá’-tá´-tá'… ¡Goooool! ¡Perdónenme, quiero llorar! ¡Dios Santo! ¡Que viva el fútbol!¡Golazo! ¡Maradona en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos! Barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?”.

La narración describe fehacientemente lo ocurrido en esos instantes. Maradona recibió el balón en su propio campo, giró ante dos rivales y lanzó una carrera inolvidable con el pecho inflado, desafiante; con la lengua afuera y la zurda, cargada de magia. Una secuencia difícil de creer incluso para el mismo protagonista, tal como cuenta en su autobiografía: “Cuando vuelvo a verlo me parece mentira haberlo logrado. Fue increíble. Más tarde, quería poner toda la secuencia de fotos bien grandes arriba de la cama, juntarlas con la de Dalma, que era mi única hija todavía, y ponerle una inscripción que dijera: ‘Lo mejor de mi vida’. Nada más”.

Ecos, mitos y leyendas A diferencia de lo que podría indicar el sentido común, la obra maestra de Maradona comenzó a gestarse seis años antes. En un amistoso disputado el 13 de mayo de 1980 en Wembley, Diego ya había realizado una jugada llamativamente similar aunque con otro final: en vez de eludir al portero, definió cruzado… y afuera.

“Mi hermano Turco me recriminó luego de ese partido, me dijo que tendría que haber gambeteado al arquero también. Lo insulté de arriba abajo, ¡como si fuera fácil! Por suerte, en México, el Barba (Dios) me iluminó y en algún lado recordé lo que tenía que hacer”, confiesa quien, minutos antes, ya había dado nacimiento a otra leyenda: la controvertida Mano de Dios.

Aquel primer gol con la mano había desatado la indignación de los dirigidos por Bobby Robson, aunque la segunda diana del argentino terminó por eclipsar la polémica. “Fue fantástico. No verías un gol como ese ni en un partido de niños en un parque. ¡Y Maradona lo hizo en los cuartos de final de una Copa Mundial!”, se lamentaba por entonces el entrenador de aquel equipo británico.

Gary Lineker, famoso goleador del certamen, fue incluso más allá al asegurar que “por primera vez en mi carrera tuve ganas de aplaudir el gol de un rival”. Llamativo, si tenemos en cuenta que el jugador más enojado con el tanto de Maradona fue un compañero suyo: Jorge Valdano. ¿El motivo? Nos lo cuenta él mismo: “Cuando llegamos al vestuario, Diego me pidió disculpas por no haberme pasado el balón a mí, que venía acompañando la jugada del otro lado. ¡No pude más que insultarlo! Sentí que me faltaba el respeto como futbolista. Además de hacer todo lo que hizo, ¿tuvo tiempo para verme a mí? Sencillamente imposible, sólo capaz en un jugador de su clase”.