sábado 23 junio 2018, 17:07

Batshuayi, la recompensa a la perseverancia

  • Marcó el último gol del festival belga

  • Desaprovechó varias ocasiones antes de obtener su premio

  • ¿La recompensa a su diana? Una barbacoa en familia…

“Nuestra mayor gloria no está en no caer nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos”, la cita es de Confucio, pero el ejemplo ilustrativo lo firmó Michy Batshuayi este sábado en Moscú para marcar el último tanto del recital de Bélgica contra Túnez (5-2).

Imagínense el guión que tomaba forma en la mente de Batshuayi: su amigo y competidor en la delantera belga Romelu Lukaku acababa de rubricar su segundo doblete en dos partidos. Batsman saltó al campo con un deseo irresistible de convertirse a su vez en goleador en un Mundial.

Bélgica jugaba con plena confianza, y encadenaba las acciones ofensivas frente a una defensa que parecía haber bajado ya las armas. El contexto era ideal para probar por fin una sensación con la que fantaseaba desde su infancia.

Sus piernas le respondían perfectamente, los espacios frente a la portería tunecina hacían acto de presencia, sus compañeros estaban a su servicio y los hinchas belgas le apoyaban al unísono. Batshuayi se mostraba incisivo en sus controles de balón y al continuar las jugadas, y las ocasiones se sucedían.

Sin embargo, los defensas, el portero y el travesaño le estaban estropeando la fiesta. “No tenía otra elección que mantener la cabeza bien alta”, asevera como si fuese algo obvio, antes de precisar: “Había observado a la defensa en el primer periodo, y seguí insistiendo hasta que obtuve mi recompensa”.

¡Y qué recompensa! Hay placeres que se merecen más que otros. Tras haberle sido esquivo mucho tiempo, el destino esperó a los últimos minutos para sonreírle y premiarle por su entrega. Batshuayi materializó un servicio de Youri Tielemans y se vio asaltado por sus compañeros, casi más felices todavía que él por su éxito.

“Las emociones son fortísimas, y se añaden al placer colectivo de demostrar que Bélgica va a más, como tenía previsto hacer”, subraya el delantero del Borussia Dortmund al referirse a su octavo gol con los Diablos Rojos… y el sexto tras haber empezado el partido en el banquillo.

Un sabor a poco… y a carne a la parrilla

Sin embargo, como buen perfeccionista y a imagen de Lukaku, el delantero no puede evitar señalar sus fallos. “Me sabe a demasiado poco, porque podría haber metido varios”, admite, si bien hace falta más para quitarle la sonrisa que lleva pegada a los labios.

Sin duda, la idea de volver a ver el gol y de compartir su alegría con su papá inmediatamente después en torno a una barbacoa, prometida a sus discípulos por Roberto Martínez, también tiene parte de culpa en esa sonrisa...

“Me espera para compartir conmigo ese gran momento, pero conociéndole, ¡estará enfadado por haber visto a su hijo fallar algunas ocasiones!”, prevé el último goleador belga del día. Sin embargo, a los aficionados de los Diablos Rojos seguramente se les olvidará pronto, tras haber vivido la victoria más abultada de Bélgica en un Mundial.​..