sábado 30 junio 2018, 19:27

La obra de arte de Pavard

Benjamin Pavard, casi desconocido en Francia hace apenas tres meses, se ve hoy jugando de titular con Francia en la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018.

El defensa, sólido e inspirado en cada una de sus actuaciones, marcó contra Argentina (4-3) uno de los goles más bonitos del campeonato. Una joya que contribuyó a la clasificación de los Bleus para cuartos de final… y que hemos analizado con su protagonista.

“En alemán se dice ‘Tor’”, comienza riendo el zaguero del VfB Stuttgart. “Un disparo semejante… no tengo palabras, todavía estoy emocionado”, confiesa el goleador, todavía alterado.

¿Qué le pasó por la cabeza? El lateral derecho, que en Alemania juega por el centro, revive la escena: “El balón llega, da un bote. Yo no dudo ni un instante; intento inclinarme para que no salga despedido por encima de la portería. Trato de meterlo cerca del lugar de donde viene. Es lo que los delanteros siempre me han dicho que haga. Procedo sin pensármelo dos veces y, cuando lo veo entrar… Solo siento felicidad”.

Una felicidad que se corresponde con el gol del 2-2 en el minuto 57, que cambia el curso del partido, como nos recuerda un Blaise Matuidi impresionado: “Es excepcional. Veo a Lucas Hernández, lateral izquierdo, marcharse entre dos defensas. Centra hacia atrás… ¡y es el otro lateral el que está allí para meterla dentro!”, describe, como si le costase creérselo al repasar la jugada.

“Increíble que consiga colocarla así, sobre todo con ese balón que bota. Pero Benjamin ha tenido esa fuerza de carácter. Es él quien vuelve a meternos en el partido. ¡Y además es un jugador muy joven!”.

Agresividad positiva

Exactamente, tiene 22 años, y este sábado ha estrenado su cuenta goleadora con los Bleus. Y cuando ese balón, como en suspensión, entra por la escuadra, ¿qué pasa por la cabeza del que ha enviado el misil?

“Corrí hacia el banquillo instintivamente”, recuerda el ex jugador del Lille. “Porque para mí es una victoria colectiva, de los 23, pero también del cuerpo técnico. Me deslicé sobre mis rodillas, todo el mundo vino… No estoy acostumbrado a marcar; ¡no tengo una celebración especial!”.

Y entonces, ¿esas manos formando un corazón? El jugador nacido en Maubeuge confiesa que le hemos pillado: “Sí, es verdad”, admite echándose a reír, antes de revelar: “Era para mi novia, que estaba en la grada. Después del partido, también llamé a mis padres, porque sin los kilómetros que han hecho por mí, hoy no estaría aquí. Son ellos quienes me han enseñado esa agresividad positiva, de no ceder ni un ápice. Sobre todo mi padre”.

Pasan unos segundos. “Llevan mucho tiempo apoyándome; ese gol es también una recompensa para ellos”, concluye el goleador, súbitamente emocionado. Hace tres meses, Francia le descubría. Hoy, ya le conoce el mundo entero.