Ali Adnan ni siquiera había nacido la última vez que Irak se clasificó para la Copa Mundial de la FIFA™. Pero sí estaba muy vivo, y era plenamente consciente de todo, cuando los Leones de Mesopotamia lograron su célebre conquista de la Copa Asiática en 2007.

“Tenía 13 años entonces –apenas era un chaval aún–, y recuerdo estar por ahí con mis amigos, bailando por las calles hasta el amanecer”, señala Adnan a FIFA.com.

“Todo el mundo sabe que los iraquíes no lo han tenido fácil en los últimos tiempos y, en aquel momento, la gente normalmente tenía miedo de salir por la noche”, continúa. “Pero cuando ganamos la Copa Asiática, todo el mundo salió a las calles; y parecía que todos se mantenían más unidos después de ese momento. Realmente significó mucho. Toda la gente en mi país sigue hablando hoy en día de aquel equipo”.

Adnan sonríe abiertamente al recordarlo, y por una buena razón. Porque sabe que la actual selección nacional –de la que él es un pilar– va camino de llegar a ser igual de querida. Obtendrá ese lugar en la leyenda si se convierte en la segunda selección de Irak, y la primera en 36 años, en clasificarse para un Mundial. Y Adnan cree que lo conseguirán.

Los resultados parecen indicar que su confianza está bien fundada. Una vez disputados 5 de sus 8 partidos en la segunda ronda de las eliminatorias asiáticas a Catar 2022, Irak está invicto y lidera su grupo. Además, aventaja en cinco puntos a sus eternos rivales de la RI de Irán, aunque habiendo jugado un partido más.

“Todo está yendo realmente bien”, subraya el potente lateral izquierdo, que milita en la MLS con el Vancouver Whitecaps. “Como equipo, estamos gozando de un buen momento. Ahora nos quedan tres encuentros de esta segunda ronda, y mi esperanza es que, después de eso, habremos dado otro paso para acercarnos al Mundial”.

“Irak solamente ha acudido a un Mundial una vez, y no lo logra desde 1986… hace mucho tiempo. Pero creo que ahora ha llegado el momento de que nos clasifiquemos de nuevo. Tenemos los jugadores, el cuerpo técnico, el apoyo de nuestro país… tenemos todo lo que necesitamos. Por eso creo que estaremos en Catar en 2022”.

El punto culminante de la campaña de Irak hasta ahora llegó en noviembre, con su triunfo por 2-1 sobre la RI de Irán. Para Adnan, es otro recuerdo que sobresale por la alegría que trajo a sus compatriotas.

“Siempre lo tengo en mi mente cuando juego con la selección: ¿cómo puedo hacer felices a estas personas?”, explica. “Por eso me sentí tan bien [tras vencer a la RI de Irán]. Si conoces a los iraquíes, les encanta el fútbol. En las horas previas a ese partido, todo (tiendas, escuelas…) estaba cerrado simplemente para que la gente pudiese verlo”.

“Llevo ya mucho tiempo jugando con la selección y, para mí, sigue siendo lo mejor; hay una sensación diferente a cuando juegas con tu club. Puedes sentir a los millones de personas mirándote, queriendo que ganes, y eso es muy especial”.

Adnan proviene de una estirpe futbolística. Su padre, Adnan Kadhim, representó a Irak en el Campeonato Mundial Juvenil de la FIFA 1977 (más tarde rebautizado como el Mundial Sub-20), y fue un gran motivo de orgullo cuando Ali disputó esa misma competición en 2013. Su difunto tío Ali Kadhim fue uno de los mejores delanteros de la historia de Irak y, en su momento, ostentó el récord histórico de goles. “Ellos me ayudaron mucho. Lo único es que ambos eran delanteros, ¡así que yo soy el diferente como el único defensa de la familia!”.

El merecido triunfo de Irak sobre una asidua mundialista como la RI de Irán, y su éxito en general en la fase de clasificación, resultan aún más extraordinarios si cabe teniendo en cuenta las constantes dificultades a las que se enfrenta el equipo. Las más evidentes son las barreras que impiden albergar partidos en territorio iraquí; ya que, hasta ahora, todos sus encuentros de clasificación como local menos uno (incluida la victoria sobre Irán) se han jugado en la capital jordana, Amán.

La excepción fue una emotiva victoria por 2-0 ante Hong Kong en Basra: fue el primer partido oficial de Irak en suelo patrio en 8 años. Ahora, Adnan espera que ese tipo de encuentros se conviertan en la norma.

“Si este equipo pudiese jugar en casa, estaríamos en el Mundial cada cuatro años; estoy seguro de ello. Nos apoyan muchísimo e, independientemente de contra qué selección juguemos –grande o modesta– conseguimos un estadio lleno con entre 60.000 y 70.000 personas dentro”.

“Desde luego, uno se siente muchísimo mejor jugando en casa, con tu gente allí y tu familia pudiendo verte jugar. Espero de veras que tengamos muchos más partidos en Irak, y que podamos seguir haciendo feliz a la gente”, concluye.