jueves 06 octubre 2016, 07:44

Andonian escribe su historia con Armenia

El aeropuerto de Ereván suele estar tranquilo por las noches. Pero cuando Gaël Andonian aterrizó allí en junio de 2015, la situación era muy diferente.

¿Qué hacía ahí tantísima gente, invadiendo la zona de llegadas, con esos cánticos, gritos, flashes y las cámaras orientadas a la puerta por la que él salía? La respuesta se hizo evidente cuando vio pancartas escritas en francés que le daban la bienvenida, y decenas de personas le pedían autógrafos y selfies.

“Me sorprendió mucho. Eran las dos de la mañana, un día de semana. No esperaba que hubiese nadie, a lo sumo dos o tres periodistas locales”, cuenta el defensor a FIFA.com sobre su primer día en Armenia.

Esa veneración podría comprenderse con la visita de una estrella del fútbol mundial, pero en este caso esos honores se habían reservado para un jugador de apenas 20 años, cuyas apariciones como profesional se contaban con los dedos de una mano. “No soy un futbolista consolidado en el alto nivel. Podría no haber pasado nada, hubiese sido normal”, reconoce el jugador del Olympique de Marsella. “Cuando uno llega al aeropuerto y ve a toda esa gente, las cámaras, las pancartas, le llega al corazón, aunque también implica algo de presión, al pensar que habrá que estar a la altura de las expectativas y responder a esa confianza”.

Confianza y frustración Andonian, fciudadano francés nacido en Marsella pero de origen armenio, y exinternacional sub-16 tricolor, aceptó la petición que le había llegado del país de su familia casi sin titubear. “No lo pensé mucho, lo hice con el corazón”, asegura el jugador, que creció admirando a los Bleus y viendo sin parar un DVD de Zinedine Zidane, su ídolo, antes de interesarse por los resultados de la selección armenia cuando tenía 12 o 13 años.

“Soy armenio al 100%, y me empapé de esta cultura desde muy niño. Mis abuelos son armenios, y cuando iba a su casa descubría la comida, la cultura, los oía hablar un poco. Pero no conocía el país. Nunca había ido, y soy el primero de mi familia que regresa desde que se fueron. Lo he descubierto todo gracias a esta decisión”, explica.

Eso también le permitió pisar los terrenos de juego con más regularidad, porque, aunque figure en el plantel profesional del Marsella desde 2014 y firmase su primer contrato en julio de 2015, no ha disputado más que un solo partido con el club del que es canterano. “En mi situación, cuando vuelvo de la selección, eso me da confianza, y soy consciente de mi valía, porque cuando uno sólo se entrena o juega con el filial se cuestiona si sirve”, confiesa el defensa central, capaz de actuar también como lateral izquierdo.

“Cuando me veo confrontado al alto nivel, consigo responder. He jugado partidos contra Portugal, Francia o Serbia. Cuando uno llega a estar a la altura ante jugadores como los de esas selecciones, adquiere confianza. El problema es que da ganas de repetir todos los fines de semana. Y, por eso, pasa a ser frustrante. Pero hay que asumirlo”, reconoce.

Aunque pudo conservar el ritmo gracias a una cesión al Dijon, de la segunda división, durante los seis primeros meses de 2016, desde su regreso al Marsella su día a día transcurre en el filial. ¿Cómo se pasa de jugar partidos de categoría amateur a disputar un encuentro clasificatorio para una Eurocopa o una Copa Mundial de la FIFA? “Es muy complicado. Todo cambia: el estadio, los aficionados, el nivel del rival, el ritmo del partido… No hay ni punto de comparación”, confiesa Gaël. “A veces, antes de los partidos, miro las cosas con perspectiva y pienso en que paso de un partido de la categoría CFA a enfrentarme a futbolistas que juegan Mundiales, que ganan Ligas de Campeones, que son Balones de Oro”.

Pero es un cambio de ambiente que tampoco impresiona demasiado a este zurdo, que apenas se preocupa por la identidad del adversario en cuanto entra en la cancha. “Cuando jugué contra Cristiano Ronaldo, se hizo raro en el túnel, antes de salir al campo”, recuerda. “Pero en cuanto suena el pitido inicial, eso se acaba. Ya sea Ronaldo o el número 9 del Martigues, es exactamente lo mismo. Como defensa, mi objetivo es que no haga nada durante el partido”.

Realista y optimista Aquel día, en la fase previa de la UEFA EURO 2016, el delantero portugués anotó tres dianas en Ereván, pero los futuros campeones de Europa tuvieron que sufrir para acabar llevándose un triunfo por 2-3, un signo de los avances realizados últimamente por Andonian y sus compañeros.

Armenia perdió además por la mínima en Dinamarca en septiembre en la eliminatoria para Rusia 2018™. “Hicimos un partido buenísimo, aunque al final no se decantase a nuestro favor”, lamenta el marsellés, que protagonizó una actuación impecable ante los daneses, como en cada uno de sus 11 partidos como internacional, lo que le sirvió para ser elegido segundo mejor hombre de la selección del último año, superado únicamente por un astro como Henrikh Mkhitaryan.

“Lo que nos falta es solidez colectiva y aprender a conocernos algo más. Somos un equipo joven, nos falta esa experiencia táctica del alto nivel, saber manejar un resultado, cómo jugar fuera de casa, cómo reaccionar si vamos ganando o cómo dar la vuelta a la situación si tenemos el marcador en contra”, analiza.

Andonian es realista y admite que la clasificación para Rusia será complicada, aunque se permite soñar. “Si nos fijamos en todos los grupos de las eliminatorias, el nuestro parece el más abierto”, analiza, refiriéndose a una liguilla que incluye también a Dinamarca, Kazajstán, Montenegro, Polonia y Rumania. “En un grupo en el que estén Italia y España, o Francia y los Países Bajos, los dos primeros puestos ya están casi decididos de antemano. Si vamos a dar una sorpresa, es el momento ideal en nuestra liguilla”.

Y no resultará difícil imaginar el ambiente que habría entonces en el aeropuerto de Ereván para acompañar a Andonian y los suyos en su despedida hacia Rusia...