lunes 30 abril 2018, 05:12

Badri, ojos que ven, corazón que siente

  • La carrera de​ Anice Badri cambió con su llegada al Espérance tunecino

  • El delantero marcó un gol vital en el clasificatorio a Rusia 2018

  • "Túnez puede ser una de las sorpresas del campeonato"

Hay un principio para todo. Pero a menudo resulta difícil situar exactamente el punto de partida de una bonita historia y un destino dorado. En el caso de Anice Badri, no hay que remontarse demasiado tiempo para buscar su verdadera partida de nacimiento futbolística.

Tras un comienzo de carrera con altibajos en el Royal Mouscron-Péruwelz belga, entre destellos, imprevistos y lesiones, el delantero solo tenía una idea en la cabeza: encontrar el mejor terreno de juego para darse a conocer ante los suyos de cara a las citas importantes.

Badri perseveró en su propósito, con un solo nombre en su mente: el Espérance Sportive de Túnez. Convencido de que un retorno al país de sus orígenes le otorgaría por fin la visibilidad necesaria para acceder a la escena internacional, recaló en ese grande del fútbol africano en 2016. Desde entonces, no pasa un día sin que se alegre de haber hecho caso a su intuición.

“En la liga belga hice buenas primeras mitades de temporada, pero sentía que era el momento de cambiar de aires fichando por fin por el Espérance. La Copa Africana de Naciones y la Copa Mundial de la FIFA se perfilaban en el horizonte”, precisa, como para dejar claro que lo había visto venir todo.

Pero la realidad superó incluso los sueños del jugador nacido en Lyon. En el cuadro tunecino recuperó sus mejores sensaciones, y adquirió una regularidad de la que nunca había gozado hasta entonces. Sus compatriotas veían cómo uno de sus diamantes en bruto se iba puliendo partido a partido ante sus ojos.

“He progresado a todos los niveles: mental, táctica y físicamente. Ahora logro gestionar mejor los partidos y realizar el gesto adecuado en el momento idóneo”, analiza.

Un antes y un después de la visita a la RD del Congo Tras convertirse en uno de los centros de atención de la liga tunecina, Badri se abrió las puertas de la escena internacional, tanto en la Liga de Campeones de la CAF como con las Águilas de Cartago. La dinámica es siempre la misma.

El delantero se siente bien y responde favorablemente cuando se le espera, como en la trascendental visita de Túnez a la RD del Congo (2-2) en la fase de clasificación para la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018. Gracias a su gol del empate, su selección dio un paso de gigante hacia su quinta participación en un Mundial.

“Cuando paseo por la calle, me siguen hablando de ese gol. Todo ha cambiado desde entonces y quiero seguir siendo merecedor de la confianza que me muestran con este nuevo estatus”, subraya Badri, que ya sueña a lo grande con proseguir su eclosión tardía en Rusia, junto al importante contingente de jugadores del Espérance.

“Estoy convencido de que Túnez puede ser una de las sorpresas del campeonato, y no lo pienso solamente porque resulte una idea agradable. Nuestra 14ª posición en la Clasificación de la FIFA, sencillamente, refleja nuestro nivel, y vamos a demostrarlo sobre la cancha”, insiste.

En sus anteriores 4 participaciones en la fase final, los tunecinos hicieron las maletas al concluir la primera fase. “Ha llegado el momento de cambiar eso”, asevera Badri, antes de justificar su optimismo.

“Sabemos gestionar los partidos, jugar en bloque, imponer nuestra técnica, retener el balón y marcar la diferencia en ataque. Nuestros rivales van a sufrir contra nosotros”, anuncia el jugador de 27 años, que siente que ha llegado la hora de las Águilas de Cartago en el Grupo G, compuesto también por Bélgica, Panamá e Inglaterra. Y la historia ha demostrado que Badri posee el don de verlas venir…