miércoles 19 octubre 2016, 11:14

Butman, el fútbol y el jazz

¿Qué tienen en común el fútbol y el jazz? El saxofonista Igor Butman es una de las persona más indicadas para responder a esta pregunta. Butman, jazzista famoso en todo el mundo y ferviente aficionado al fútbol, es el nuevo embajador de Saransk, una de las sedes de la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018™.

"En el fútbol y en el jazz, hay que trabajar con ahínco", ha declarado el músico, de 54 años, en una entrevista concedida a FIFA.com. "Tienes que invertir muchísimo esfuerzo para convertirte en virtuoso o para representar a tu país como uno de los mejores. Tanto la música como el fútbol exigen una dedicación y un compromiso absolutos con tu arte, para dotarlo de la más altísima calidad y procurar entretenimiento a la gente".

"Los equipos de fútbol, las orquesta filarmónicas y los grupos de rock son capaces de atraer a un estadio a 30.000 o 40.000 personas, pero tienen que ser los mejores en lo que hacen, porque el público quiere disfrutar. Por consiguiente, exigen maestría y una dedicación total".

Butman, líder de una orquesta de jazz, de gran talento, encuentra paralelismos entre su profesión y la de entrenador de fútbol. "En mi orquesta tocan 16 músicos, que sufren cambios de humor como los futbolistas", añade. "A veces, unos tienen un gran día y otros no tanto. Como jefe, tengo que ponerlos a todos de buen humor, motivándolos, dándoles una palmadita en la espalda. Durante un concierto también se producen sustituciones inesperadas, y las tácticas o la estrategia resultan esenciales. Sin embargo, lo más importante es la pericia, la maestría, porque sin ella no llegarás a ninguna parte ni en el fútbol ni en la música".

Saransk, la sede más pequeña de Rusia 2018, organiza un festival internacional de jazz anualmente en otoño, y Butman es su director artístico. "He oído opiniones muy diferentes sobre la elección Saransk como sede de partidos de Rusia 2018", continúa el saxofonista. "Algunos recibieron la noticia con felicidad manifiesta, mientras que a otros les planteó ciertas dudas. A mí, que mantengo una relación estrecha con la ciudad desde hace muchísimos años, no me sorprendió en absoluto. Saransk es un sitio maravilloso, con una arquitectura única y una cultura prolífica. Cambia de año en año. La gente de Saransk siempre ha sido bondadosa, cariñosa y hospitalaria. A los músicos nos gusta mucho venir aquí, y no tengo que pensarme dos veces si voy a invitar a alguien a la ciudad".

"La ciudad se transformará todavía más para 2018, y contará con nuevas carreteras, hoteles y el nuevo estadio. Los ciudadanos se pondrán manos a la obra y se sentirán realmente liberados. Estarán orgullosos de que el Mundial se celebre en su ciudad porque Saransk se hará famosa no sólo en Rusia, sino en el mundo entero. Su nombre se pronunciará con muchos acentos diferentes. La gente preguntará: '¿De dónde eres?', y los ciudadanos declararán con orgullo: '¡Soy de Saransk!'".

El compromiso de una ciudad sede va más allá de organizar partidos, porque hay que pensar qué se va a ofrecer a los visitantes cuando no se juegue un encuentro. "Dista mucho de ser tarea fácil para las ciudades rusas", explica Butman. "Cada lugar tiene su propio encanto. Creo que habrá un amplio programa cultural que acogerá y celebrará la gran afluencia de visitantes a Saransk. Aquí son muy habituales las exposiciones de arte nacional y moderno".

Momento para los sueños y los planes grandiosos Butman confiesa quién es su equipo favorito, luego de su selección nacional, con una anécdota. "En 1982 gané una botella de champán porque me aposté con mi primer director artístico que Italia se proclamaría campeona del Mundial", revela el jazzista. "Es cierto que los italianos no acabaron de convencer en los primeros partidos, pero después de derrotar a Argentina y Brasil, nadie volvió a dudar de ellos. Me maravilló su increíble juego y especialmente el legendario Paolo Rossi".

Hoy en día, Igor tiene héroes futbolísticos diferentes. "Me emociono cuando Messi, Ronaldo, Kokorin, Dzyuba o Dzagoev marcan un gol bonito. Hace poco conocí al defensa Sergei Ignashevich. Es un tipo estupendo y nuestras familias se han hecho amigas. Mi hijo es del CSKA de Moscú y ahora tiene una camisa de Sergei que guarda como un tesoro".

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que Rusia llegó a una fase final del Mundial, pero Butman está convencido de que el país se concentrará en los aspectos más positivos. "Nada es imposible", declara.

"Nuestra selección tiene posibilidades de ofrecer un desempeño magnífico, sólo debe creer en sí misma y mostrarnos su mejor versión. Confío en que nuestros jugadores lleguen en plena forma y nos deleiten con sus actuaciones".

Butman está muy ilusionado con la celebración del Mundial de 2018 y convencido de que beneficiará enormemente a Rusia como país.

"Huelga decir que hay gente por ahí preguntándose para qué necesitamos el Mundial y los Juegos Olímpicos", concluye. "¿Para qué queremos vivir, entonces? No hagas nada, no te propongas sueños, no hagas planes. Yo no creo que seamos así. Vamos a trabajar con más intensidad si cabe y vamos a seguir avanzando hacia nuevos logros", opina.

"El Mundial vendrá y se irá, pero las infraestructuras se quedarán con nosotros. Entonces podremos usar esas mismas infraestructuras para celebraciones, festivales y eventos deportivos. Tenemos que ofrecer más celebraciones a los jóvenes y encontrar nuevos talentos en el fútbol, en el hockey sobre hielo y en la música. Debemos asegurarnos de que esta celebración se recuerde durante mucho tiempo. Unamos nuestras fuerzas para convertirnos en anfitriones extraordinarios", concluye.