jueves 05 mayo 2016, 09:08

Gera, especialista en resurrecciones

Un futbolista de 37 años en activo al más alto nivel piensa indudablemente en la retirada. La mayor parte de los jugadores de esa edad temen esa "pequeña muerte". A Zoltán Gera, sin embargo, no le asusta, quizás porque ha visto a la Muerte, con mayúscula, de cerca.

Gera es, desde hace más de una década, uno de los mejores jugadores de Hungría. De hecho ha triunfado en la Premier League inglesa y ha disputado una final de la Liga Europa. Con todo, de niño, en Pécs, sus ídolos no eran los grandes del balón. Él soñaba con ser criminal, un 'Padrino' de verdad, de los que inspiran respeto a través del miedo y la violencia. "De chaval viví unos años oscuros, muy difíciles. Me pasaba el día en la calle, sin hacer nada. Prácticamente me suicidé, literalmente", relata a FIFA.com sin sentir ninguna vergüenza por su pasado, pero muy orgulloso de haberle dado la espalda.

Aquel adolescente tenía tan mala salud, tanto física como mental, que un médico dictaminó que estaba demasiado delgado y hecho polvo a causa de los efectos del alcohol, el tabaco y las drogas, como para jugar al fútbol al más alto nivel. "Sin embargo, a los 16 años cambié. O mejor dicho, Dios me cambió la vida", continúa Gera. Visitó con su padre una iglesia local, donde la presencia de gente que cantaba y sonreía le produjo una especie de electroshock. "A partir de ese momento mi vida comenzó realmente. Volví a jugar al fútbol. Tuve una juventud difícil, pero hoy me siento pleno, satisfecho, sin problemas. No me alegra haber experimentado los momentos difíciles que atravesé, pero me digo a mí mismo que si no los hubiese vivido quizás nunca habría encontrado a Dios ni llevaría la vida que llevo hoy. No miro atrás, sólo veo que he cambiado y que si no lo hubiese hecho, no habría podido jugar al fútbol, sin duda alguna".

Salud y entusiasmo Casi 20 años después, esta segunda vida le ha permitido salvar la de otros, como es el caso de dos conjuntos emblemáticos que estaban a punto de rendirse. El primero fue el Ferencváros, que a comienzos de la década de 2000 escribió una nueva página de su gloriosa trayectoria con el joven Gera en sus filas: dos ligas (2001 y 2004), dos Copas (2003 y 2004) y una Supercopa (2004). Los triunfos propiciaron un brillante futuro para el mediocampista con su fichaje por el West Bromwich Albion inglés. Al Fradi, en cambio, la suerte le dio la espalda en los siguientes diez años.

En 2006, los problemas financieros provocaron el primer descenso de su historia. Y después le tocó sufrir de lo lindo para volver a la élite. ¿Es casualidad que los Zöld Sasok ganaran la Copa en 2015 y la liga en 2016 tras el retorno al club de Gera en 2014? "Era el momento ideal para regresar", señala. "Cuando volví teníamos un nuevo estadio, un nuevo dueño y un club estable con un buen equipo y un buen entrenador. Ha sido una sensación magnífica regresar a Hungría y conquistar de nuevo el campeonato nacional".

Él no quiso atribuirse el mérito de este renacer, pero admitió que sigue sintiéndose útil a pesar del peso de los años y de los escépticos que consideraron su vuelta a casa como un retiro anticipado. "A veces la gente se hace demasiadas preguntas y no se da cuenta de que un jugador debe parar simplemente cuando ya no se siente en forma, o cuando ya no tiene el entusiasmo necesario para jugar", explica el finalista de la Liga Europa de la UEFA 2010 con el Fulham. "No obstante, yo sabía que iba a jugar bien, las críticas no fueron un problema. Principalmente era a mí mismo al que quería demostrar que todavía seguía en forma, y lo he hecho".

Al añadir más trofeos a las vitrinas del club también ha colmado de alegría al público del Groupama Arena, construido sobre las ruinas del estadio Flórián Albert. "El Ferencváros es el mejor club del país, el más famoso y el que más seguidores tiene. El descenso a segunda fue muy difícil de digerir", admite Gera, que fichó por la entidad en 2000 proveniente del Pécsi Mecsek FC. "La afición ha esperado mucho tiempo para volver a vivir buenos momentos y ganar finalmente la liga. Espero que en los próximos años podamos mantener el nivel y competir en Europa, porque ésa es también una parte de la historia de este club".

Una formación estable y organizada El Ferencváros es un grande a escala contiental. No en vano, ganó la Copa de Ferias en 1965 y fue finalista de la ya extinta Recopa de Europa en 1975. Así que regresar a la élite de la UEFA es como volver a casa. Algo parecido le ha sucedido a la selección húngara con su clasificación para la Eurocopa 2016. Toda una resurrección para un combinado que no participaba en el certamen desde 1972. "Durante mucho tiempo pensé que nunca tomaría parte en un gran torneo internacional, porque en los últimos diez o 15 años no habíamos sido lo suficientemente buenos", asevera Gera sobre Hungría, con la que debutó en 2002 y que no viaja la Copa Mundial de la FIFA™ desde 1986.

¿Y cuál es en su opinión la clave de esta vuelta a la primera plana? "En todo este tiempo que llevo con la selección, nunca pensé que tuviésemos la calidad suficiente para clasificarnos", reconoce, sincero, el segundo capitán del Nemzeti Tizenegy (el Once Nacional). "Sin embargo, en estos últimos años hemos tenido un buen grupo de jugadores, una buena generación, y buenos entrenadores que conocen bien el fútbol internacional. Ésa fue la base para convertirnos en un equipo estable y organizado. Tuvimos una época difícil, pero ahora estamos muy contentos de ir a Francia, de habernos clasificado para un gran torneo. Es una sensación maravillosa".

Para no volver a caer en el olvido, los magiares confían en que el pase a la Eurocopa venga acompañado por una buena trayectoria de camino a Rusia 2018. Con o sin su director de orquesta. "Soy realista y no espero disputar los preliminares de la Copa Mundial. Con todo, yo nunca diré no a la selección. Me gustaría seguir, pero estoy dispuesto a aceptarlo si el seleccionador me dice que soy muy mayor y que es hora de dar una oportunidad a los más jóvenes. Para mí no será un problema escuchar eso. No obstante, si me llaman y yo pienso que puedo aportar algo, seguro que iré", concluye Gera, que para entonces rozará los cuarenta.

Y es que cuando uno ha protagonizado tantas resurrecciones, tiene derecho a sentirse inmortal...