jueves 23 abril 2020, 11:05

He aquí por qué todos hablan de Jonathan David

  • Jonathan David es uno de los delanteros más prometedores del mundo

  • El joven internacional canadiense está batiendo récords por doquier

  • FIFA.com conversa en exclusiva con el letal delantero del Gante

Cada vez que un joven jugador genera mucho bombo, siempre surgen ciertas dudas sobre si ese bombo está fundado o si todos nos estamos precipitando un poco. En el caso de Jonathan David, el auténtico revuelo que está despertando se basa en un montón de estadísticas alucinantes que lo justifican plenamente.

Con un total de 28 goles para su club y su país en 2019, David, que cumplió 20 años hace poco más de tres meses, se convirtió en el delantero canadiense más realizador de las dos últimas décadas. Con 19 años, fue el máximo artillero de la Copa Oro de la CONCACAF (con 6 dianas, un récord de Canadá), y fue elegido Jugador Canadiense del Año por su federación. Lo diremos una vez más: tenía 19 años.

Parece como si David estuviese hecho para marcar goles. En el fútbol de clubes, su marcha a Europa ha deparado mucho más de lo que cualquier joven delantero prometedor habría soñado. Al igual que hizo en su debut con la selección (firmó un doblete), David vio puerta con el Gante en sus estrenos en la liga belga y en la Liga Europa de la UEFA.

Desde entonces, su balance goleador con los Búfalos parece sacado directamente del FIFA 20: 60 partidos, 30 goles. Y actualmente, David figura al frente de la tabla de goleadores de la primera división belga, empatado a 18 goles con Dieumerci Mbokani, del Amberes.

FIFA.com conversó en exclusiva con David, cuyo amor por este deporte quedó resumido claramente en su respuesta a cuál es su mayor reto durante la pandemia del COVID-19. “Para mí, el simple hecho de no jugar al fútbol”.

¿Puede adentrarnos en cómo ha sido su trayectoria futbolística? ¿Cómo empezó su amor por este deporte?

Siempre estaba jugando cuando era más joven. No empecé a jugar oficialmente con un equipo hasta que tenía 10 años. Antes era mayormente jugar en casa solo con mi padre o algunos amigos, pero nunca fue en un equipo con mucha gente. Recuerdo cuando empecé a jugar en Ottawa; consistía mucho en conocer a gente nueva y simplemente divertirme jugando [ndlr: David jugó en varios clubes de Ottawa; concretamente, Gloucester Dragons Soccer, Ottawa Gloucester SC Hornets, Ottawa Internationals y Louis Riel High School]. Eso es lo que me encantaba hacer. Recuerdo que salía a jugar partidos, riéndome, divirtiéndome y conociendo a nuevos amigos del colegio contra el que jugaba.

¿Quién le inspiró a jugar? ¿Tuvo mentores que le ayudasen en su desarrollo y le empujasen a seguir progresando?

Cuando tenía alrededor de 4, 5, 6 años, fue mi padre. Yo siempre estaba con mi familia. Mi padre jugaba también, pero además veía a Ronaldinho por televisión. Lo veía porque disfrutaba de veras viendo al Barcelona, y cuando Ronaldinho estaba en el Barça en esa época, era simplemente un jugador increíble que siempre tenía una sonrisa en la cara cuando estaba jugando. Él me transmitía la alegría para ver fútbol y desear de veras hacer lo mismo. Cuando tenía 10 o 11 años, fue mi entrenador [Hanny El Magraby] quien estuvo conmigo durante todos los años anteriores a mi marcha a Bélgica. Él fue mi mentor, quien me ayudó a concentrarme para seguir esforzándome con el fin de mejorar cada día.

¿Qué le parece la vida en Gante? ¿Cómo le resultó personalmente el cambio de país?

Siempre es duro cuando te marchas de casa. Cuando llegué por primera vez aquí, vivía en una especie de hotel familiar y había otros jugadores del equipo allí, así que psicológicamente no resultó tan complicado, porque siempre tenía un par de amigos del equipo con los que hablar si me sentía solo. También hacíamos actividades juntos; o bien salíamos por la ciudad y nos íbamos de compras. Desde ese punto de vista, mentalmente venía bien, porque siempre tenía a alguien que me hacía compañía. Es una ciudad preciosa, con muchas buenas personas que son amables y simpáticas, y siempre dispuestas a ayudar. Llevo aquí un poco más de dos años, por lo que ahora también lo considero “mi casa”.

Da la impresión de que siempre puso sus miras en jugar en Europa. ¿De dónde le vino ese deseo?

Todo fue por ver mucho fútbol por televisión cuando era pequeño. Veía La Liga española, la Premier League, y a todos los mejores jugadores y equipos que jugaban allí. Por eso, cuando era más joven, siempre fue mi objetivo jugar en Europa. Además, mi entrenador siempre me ayudó a no quitar los ojos de esa meta, porque nos decía que ese era su objetivo como entrenador: desarrollar a jugadores para que fuesen a jugar a Europa y llegasen a ser los mejores. Me decía: “Recuerda lo que me dijiste cuando llegaste por primera vez aquí”. Me mantuvo muy concentrado en eso.

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A todas luces, su estancia en Bélgica hasta la fecha está siendo un éxito tremendo. ¿Le ha sorprendido su fulgurante progresión?

En cierto modo sí, porque creo que en estos dos últimos años todo ha ido muy deprisa, incluso cuando estaba jugando con los sub-21. A veces me sorprendía a mí mismo, pero por otro lado, pienso que he trabajado duro para estar aquí y que siempre tuve confianza en mis capacidades. Por tanto, desde un punto de vista, lo que estoy haciendo es extraordinario y a veces incluso me sorprendo a mí mismo; pero por otro lado, también sabía que eso podía suceder si seguía haciendo lo que estaba haciendo.

¿Qué es exactamente el premio del toro de oro?

Es algo por lo que, al final de cada jornada de la liga belga, a la persona que lleva más goles en la liga le ponen la imagen de un toro en la parte de atrás de su camiseta. Eso representa que eres el máximo goleador. También hacen algo parecido para el que lleva más asistencias en la liga, poniendo tu número dorado. Es algo bonito, porque es un recuerdo que puedes tener para siempre. Es un bonito detalle. Yo solo tengo uno de momento, porque solamente lo conservé una semana. Resulta que luego teníamos la misma cantidad de goles pero él [Mbokani] sumaba más goles fuera de casa que yo, y por eso era él quien lo lucía.

Canadá está dando pasos de gigante últimamente. ¿Qué piensa sobre la selección y sus opciones de clasificarse para un Mundial por primera vez desde 1986?

Ahora mismo estamos en una buena posición. Posiblemente sea la plantilla más talentosa que haya tenido jamás Canadá, o al menos en mucho tiempo. Sabemos que tenemos jugadores muy buenos y todos creemos que podemos conseguirlo, y el seleccionador también lo cree. La victoria contra Estados Unidos fue un aviso de que podemos competir con los mejores. Es algo que podemos recordar y a lo que siempre podemos remitirnos para decirnos a nosotros mismos que realmente podemos clasificarnos para Catar 2022, porque ese es el objetivo para todos.

¿Cuáles son las metas del equipo, siempre que se reanude pronto la campaña clasificatoria para Catar 2022?

Desde el primer momento, lo único que ha querido el seleccionador Herdman es llevar al país a algún sitio donde no haya estado antes, o donde no haya estado en mucho tiempo. Simplemente queremos ponerlo en un lugar mejor del lugar donde nos lo encontramos. Cada vez que saltamos al campo queremos hacer algo mejor; ya sea conseguir récords o dominar a un equipo en posesión de balón. Simplemente se trata de poner a la selección en un lugar mejor del que nos encontramos.

¿Cómo describiría a la actual hornada de internacionales canadienses, y cuál es la identidad y la filosofía que quiere tener esa hornada?

Queremos mostrar que podemos jugar un buen fútbol y que podemos adaptar nuestro sistema en función del encuentro. Queremos demostrar que no tenemos miedo a jugar contra ningún país. Queremos tratar de imponernos, y no echarnos atrás ni quedarnos atrás defendiendo.

Cuando marca goles, apunta hacia el cielo con los ojos cerrados. Obviamente, significa mucho para usted. Si no le importa compartirlo, ¿qué hay detrás de ese gesto?

Cuando era más pequeño y empecé a jugar y a meter goles, mi padre me dijo que apuntase al cielo para dar las gracias a Dios por lo que me ha dado, y por la oportunidad de estar haciendo como trabajo lo que más me gusta. Desde aquel día, lo seguiré haciendo después de cada gol.

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