“Ya llevo un tiempo jugando a los pronosticadores”, explica Geoff Guttmann. “Me divierten. A veces consigo una buena racha, pero nunca me imaginé que fuese a ganar nada con uno, y menos aun un viaje único en la vida”.

Y esa fue exactamente la recompensa que obtuvo este canadiense de 64 años, nacido en Inglaterra e hincha del Newcastle United y de la selección inglesa, para él y para su esposa, Mary. Acertó el resultado de 24 partidos consecutivos —el siguiente aspirante que mejor lo hizo se quedó en 17— y ganó cómodamente el Pronosticador de la FIFA 2017 y un viaje para dos personas a Rusia para ver un partido de la Copa Mundial de la FIFA™.

“Me di cuenta de que estaba teniendo una buena racha, y se lo comenté a Mary y a los amigos, aunque sin entrar en detalles, porque siempre creí que iba a acabarse”, confiesa Geoff a FIFA.com. “Cuando alcancé el listón de 24, supe que iba a ser difícil superarlo, pero uno siempre piensa que lo hará alguien”.

“La sensación que tuve al ganar fue increíble. Sabía que íbamos a asistir a un partido, pero no a cuál. Y cuando descubrimos que iba a ser la semifinal de San Petersburgo nos pusimos contentísimos. Me dio la impresión de que el Bélgica-Francia era la final, en realidad. Quien ganase iba a ser el campeón”, continúa.

“La FIFA no pudo portarse mejor. En todo: la organización de los vuelos, el paso por la recepción VIP en el aeropuerto, un hotel muy agradable, llevarnos en el autocar VIP al partido, darnos buenas localidades en el estadio...”.

“El conductor que nos fue a buscar al aeropuerto era amabilísimo, nos hizo de guía por San Petersburgo, nos enseñó el puente Aníchkov y los cuatro domadores de caballos, los canales, la fortaleza, las iglesias más famosas, el Museo de Lenin en la Ploshchad Lenina, el Museo Estatal del Hermitage, explicándonos las cosas. Al día siguiente visitamos el Hermitage, fue muy interesante”.

Pero lo mejor de todo para Geoff y Mary sería, cómo no, el fútbol. Y no se trataba de su primera experiencia mundialista.

“En el Mundial de 1966 yo estaba en Inglaterra”, recuerda Geoff. “Tenía muchas ganas de ir a los partidos, pero solo tenía 12 años y no tuve la ocasión”.

“Así que cuando se celebró el Mundial en Estados Unidos en el 94 yo estaba viviendo allí, nos habíamos casado dos años antes, y no pude perdérmelo. Fuimos a unos seis o siete partidos, incluida la final. Inglaterra no jugaba, y en cierto modo adopté a Suecia como mi segundo equipo, [Thomas] Brolin, [Martin] Dahlin. Fue una experiencia increíble”.

“No imaginábamos que fuésemos a tener la oportunidad de ir a otro, así que agradecemos mucho haber podido ir al Francia-Bélgica. El ambiente fue increíble. Las dos aficiones estuvieron cantando todo el tiempo. No había ninguna animosidad, solo aficionados que animaban a sus equipos. Fue fantástico. No tenían ninguna animadversión los unos por los otros ni siquiera al marcharse, cuando terminó el partido”, cuenta.

“Creo que Francia fue una digna campeona del mundo. Contra Bélgica, logró neutralizar a Kevin De Bruyne, que en mi opinión mereció el Balón de Oro [adidas]. Pienso que no se le reconoció en absoluto como debía. Todo pasa por él, lee el juego como nadie. Me recuerda a [Franz] Beckenbauer en ese aspecto. Beckenbauer dirigía el juego, siempre sabía dónde poner el balón. De Bruyne hace lo mismo, aunque de una forma más sutil”, analiza.

“Me pareció un gran Mundial, uno de los mejores, y algo que me gustó mucho fue conocer a gente de otros países —yo sé francés, así que hablé con muchos europeos y africanos—, ver a los hinchas relacionarse entre ellos, empapándose del ambiente”.

“La atmósfera de un Mundial, no solo en los partidos, sino por todo el país, es indescriptible. Creo que es algo que debería vivir cualquier aficionado al fútbol que tenga la oportunidad de hacerlo”, concluye.