lunes 19 diciembre 2016, 01:32

Récords de la Copa Mundial: Archie Thompson

Imagina marcar 13 goles en tu debut internacional. "Imposible", pensarás. Sin embargo, este es el increíble récord del mundo que aparece en el palmarés de Archie Thompson...

El delantero logró la gesta en abril de 2001, cuando Australia avasalló a una joven y a todas luces inexperta Samoa Estadounidense, endosándole 31 goles sin réplica en un clasificatorio para la Copa Mundial de la FIFA™. Repasamos aquella gesta extraordinaria en esta sección dedicada a los momentos de récord que figuran en la historia de la Copa Mundial de la FIFA.

El jugador La carrera de Archie Thompson, un personaje pintoresco y popular, siempre se salió un poco de los cánones. Thompson se convirtió en el gran fichaje del club más importante de la liga australiana, el Melbourne Victory, en la temporada inaugural de la competición. El delantero compensó a espuertas la fe que la entidad había depositado en él, hasta el punto de que le regaló otra hazaña goleadora: cinco tantos en la gran final de la A-League. Siempre con una sonrisa en los labios, incluso en el fragor de la batalla, Thompson ha disfrutado de una trayectoria dilatada y fascinante.

Su vida, no obstante, habría podido ser muy diferente. Cinco años antes, estaba lavando platos en la cocina de un restaurante chino cuando se apoderó de él una especie de revelación futbolística. Ver cómo Harry Kewell, excompañero suyo en los juveniles, brillaba con fuerza en las filas del Leeds United le motivó a lanzarse a la busca y captura de un contrato en la liga nacional australiana. Thompson firmó por primera vez con un equipo absoluto tras impresionar a un antiguo seleccionador nacional, Frank “Mad Dog” Arok, en una prueba organizada a prisa y corriendo en el aparcamiento del Morwell Falcons.

Por su impresionante cosecha goleadora en la National Soccer League, Thompson recibió la convocatoria del seleccionador Frank Farina y debutó internacionalmente a principios de 2001, aunque todavía se hallaba muy lejos de siquiera aspirar a un puesto de titular con el equipo nacional. Y entonces llegaron los clasificatorios de Oceanía para el Mundial. A sus 22 años estaba a punto de escribir un nuevo capítulo en los libro de los récords.

El récord Ya prácticamente nadie recuerda que Australia consiguió un resultado de récord dos días antes de enfrentarse a Samoa Estadounidense en Coffs Harbour. Su victoria por 22-0 sobre Tonga en el grupo de la Zona Oceánica, compuesto por cinco equipos, apenas se menciona actualmente en una nota a pie de página cada vez que se habla del marcador más abultado del fútbol internacional.

Hasta aquel momento, Irán poseía el récord histórico en la Copa Mundial gracias a su victoria por 19-0 sobre Guam en 2000. Ni que decir tiene, fue Thompson quien anotó el gol contra Tonga que batió la marca de Irán. El récord individual en el Mundial, que estaba en siete tantos, lo estableció el australiano Gary Cole en un partido de 1981 contra Fi‎yi y lo igualó el iraní Karim Bagheri en aquel choque contra Guam.

El promedio de edad del equipo samoano era únicamente de 18 años, y la selección se hallaba inmersa en problemas de elegibilidad. No es de extrañar, pues, que los encargados de elaborar las estadísticas se lanzaran a consultar los libros de récords antes del partido.

Australia tardó diez minutos en anotar el primero, pero, al descanso, el marcador lucía un 16-0. Increíblemente, Thompson había batido el récord individual con su octavo tanto al cumplirse el final de la primera parte. El récord mundial cayó en el minuto 65, y por supuesto lo consiguió el mismo jugador que había logrado el mencionado hito. En aquel momento, la famosa marca histórica establecida en la victoria por 36-0 del Arbroath sobre el Bon Accord en Escocia en 1885 parecía peligrar. La escabechina se detuvo en 31, pero fue tal la avalancha de remates a puerta que llegó a incluso a confundir el marcador, que en principio reflejó un apabullante 32-0, con 14 tantos de Thompson.

Australia terminó por ganar el grupo con 66 goles sin réplica y, a continuación, eliminó a Nueva Zelanda antes de perder por 3-1 contra Uruguay en la repesca intercontinental. Cuatro años después, los Socceroos se vengaron de La Celeste en la misma fase de la competición preliminar y, con la conquista del pase a Alemania 2006, pusieron fin a una ausencia del Mundial que duraba ya 32 años.

Así lo recuerdan los protagonistas “Lógicamente, estoy encantado de poseer el récord del mundo, pero siempre le pido a la gente que lo ponga en perspectiva. El equipo de Samoa Estadounidense estaba formado exclusivamente por principiantes. En cierta manera, se puede pensar que avasallarlos de aquella manera no estuvo bien. No obstante, hay que tener en cuenta que, como mínimo, se merecían que les demostráramos el respeto debido dándolo todo sobre el terreno de juego", recuerda Thompson.

"La gente se olvida de que mi pareja en ataque, David Zdrilic, marcó ocho goles aquel día. Habría podido convertirse en titular del récord con toda facilidad, pero el caso es que yo disfruté de algunas ocasiones más", continúa. "Mi gesta se debió a que delante teníamos a un rival con problemas y a que me encontraba en la zona donde se produjeron todos los remates. Recuerdo muy vagamente, como en una nebulosa, casi todo el encuentro, pero me acuerdo de que golpeé muy bien todos los balones que me llegaron".

Thompson es el primero en hacer lo que pide, que es poner el recuerdo el contexto. "Cuando los niños debaten sobre quién posee el récord mundial en un partido oficial de la FIFA, posiblemente mencionan a Pelé o Maradona. Si yo mismo me pongo a pensar en el récord, me da vueltas la cabeza. Son muchos los grandes futbolistas que han jugado encuentros internacionales a lo largo de los años, por eso se me hace realmente raro que un tipo como yo posea este récord".

Y concluye "De verdad que no me acuerdo mucho de aquel partido. Estaba recién llegado a los Socceroos y me sentía feliz sólo con poder participar y disfrutar de la experiencia. Me fui al extranjero después de aquello, y la gente esperaba tanto de mí que todo me resultó mucho más difícil. A lo largo de una prolongada carrera se pueden lograr muchos éxitos, pero pocos terminan las suyas con un récord del mundo. Me siento muy agradecido y orgulloso de poseerlo; tanto que saco mis muchos ejemplares del libro de los récords en cuanto se me presenta la ocasión”.