lunes 28 enero 2019, 14:27

Herdman: "Pasar del equipo femenino al masculino fue una decisión tremenda"

  • John Herdman cambió la selección femenina de Canadá por la masculina

  • Como director técnico nacional, también está revolucionando toda la estructura

  • Nos habla de su sorprendente cambio y del prometedor Alphonso Davies

Su traslado dejó atónito a todo un país. Aunque muchos habían especulado sobre cuál sería el siguiente puesto de John Herdman tras la selección femenina de Canadá, nadie vaticinó que serían sus homólogos masculinos.

Lo sorprendente no fue tanto que buscasen a Herdman. Aunque no tuviese experiencia como entrenador en el fútbol masculino, el técnico inglés ostentaba un historial contrastado de logros con Canadá y Nueva Zelanda. Con las Canucks había conquistado dos medallas olímpicas y, en ambos países, había introducido y supervisado cambios estructurales en todo el proyecto futbolístico que fueron muy elogiados.

Extrañó su decisión de aceptar el cambio. La selección femenina de Canadá está consolidada como una de las mejores del mundo y es una seria aspirante a ganar la Copa Mundial Femenina de la FIFA este año, mientras la masculina lleva sin clasificarse para un Mundial desde 1986.

Pero Herdman vislumbró el ilusionante Mundial de 2026 en el horizonte, vio a jóvenes talentos capaces de situar a Canadá con opciones de acceder a Qatar 2022... Y se lanzó a la piscina. El proyecto es ambicioso: no se trata solo de dirigir al primer equipo, sino de llevar toda la estructura, comenzando por las categorías inferiores.

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A mucha gente le sorprendió cuando cambió de puesto. ¿Fue una decisión difícil?

Fue una decisión tremenda. Llevaba 7 años con el proyecto femenino, que había avanzado mucho y estaba en una buena posición. Brindamos una medalla en 2012 –la primera medalla olímpica de Canadá en un deporte de equipo veraniego desde 1936–. Llenamos estadios de costa a costa en el Mundial de 2015 y ganamos otra medalla olímpica, convirtiéndonos en el primer equipo [canadiense] en más de 100 años que lo lograba en dos ediciones seguidas.

Cabría pensar que, después de todo eso, el proyecto estaría en una posición mucho mejor económicamente y no era así. Estaba claro que, aunque la selección femenina había conquistado los corazones del país, seguíamos sin poder generar los ingresos que pudiesen hacernos subir de nivel. Y también estaba claro que el único equipo que podía hacerlo era la selección masculina.

La masculina no había alcanzado su pleno potencial y quizás sólo necesitaba un cambio que la impulsara a subir de nivel. Además, mi familia quería quedarse en Canadá, y el reto de intentar llevar a este país hasta el Mundial de 2022 me atrajo de veras.

Muchos de los elogios que ha recibido por su labor con Nueva Zelanda y Canadá tiene que ver con los cambios estructurales que puso en marcha. ¿Replicarlos con el equipo masculino fue uno de los retos que le atrajo?

Desde luego. La finalidad del anterior seleccionador era crear la infraestructura de jugadores de élite y vincularla con los combinados nacionales masculinos. Pero se consideró que esa conexión no se estaba haciendo lo suficientemente deprisa, especialmente al tener en el horizonte el Mundial de 2026 en casa. Creían que yo podría trasladar los conocimientos organizativos, la confianza y las relaciones regionales que se habían establecido en la selección femenina.

En Nueva Zelanda era seleccionador y director técnico para todo el país, desde el fútbol base hasta la élite, y ha seguido esa tónica tanto con las mujeres como con los hombres aquí en Canadá. No creo que haya muchos entrenadores que asuman esos dos aspectos de una organización, pero pienso que por mi capacitación me adapto bien a ello. Y me gusta que así sea. Lo abarco todo, y creo que eso ha sido importante para los éxitos que he tenido en mis anteriores cargos.

Le gusta trabajar duro, ¿no? Porque un puesto de seleccionador ‘normal’ sería menos exigente...

¡Probablemente! Pero llevo trabajando 15 horas al día desde que tenía 22 o 23 años. Siempre he tenido mucha energía, y el personal del que me rodeo es igual. Y hay mucho trabajo por hacer. Se necesita un gran cambio para que este país vaya en la dirección que necesita, como ocurrió con la selección femenina. Y sí, quizás hay algo en mí que lo necesita. Hubo un momento, justo antes de cambiarme a este puesto, en que sentía que casi se me estaba haciendo demasiado fácil esto, o demasiado cómodo.

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Siempre ha hecho hincapié en el aspecto emocional y mental al dirigir a futbolistas. ¿En qué medida ha tenido que adaptar sus técnicas al pasar de las jugadoras a los jugadores?

Ha habido cierta adaptación. En lo que respecta al desarrollo del equipo y el esquema táctico, esas cosas mantienen una coherencia. Recuerdo nuestra primera concentración juntos; el combinado masculino estuvo observando la organización táctica del combinado femenino. No sé si habrá otra selección nacional en el mundo donde pasaría eso. Pero dice bastante del carácter de los chicos, que respondieron muy positivamente.

La adaptación se ha producido en el plano mental porque, en general, se puede ser un poco más agresivo y firme con los jugadores. Por otra parte, también he aprendido a limitar la cantidad de tiempo que pasamos en las salas de reuniones. Vas adquiriendo consciencia de dónde están los umbrales y, definitivamente, pienso que las jugadoras tienen una fundamentación más profunda por pasar más tiempo en esas reuniones, al querer saber más sobre sus funciones individuales y el equipo en general. Pero muchos de nuestros sistemas se han traspasado, y los chicos están disfrutando con ellos.

Sus jugadores afirman que ha creado una identidad en el equipo, algo que creen que faltaba antes. ¿En qué consiste esa identidad?

Estamos considerando una transición de ser un equipo aguerrido y difícil de batir a uno capaz de imponerse y tomar la iniciativa, incluso contra rivales mejores. Eso es lo que se verá de Canadá: una selección con un juego flexible y dispuesta a defender, pero que no encara los partidos esperando atrás al rival. Ser proactivos y arrebatar la batuta del juego a los rivales. Tenemos jugadores preparados para llevar al equipo en esa dirección: Alphonso Davies, Junior Hoilett, Scott Arfield, Jonathan David, Jonathan Osorio... Y creo que los aficionados anhelan que sea así.

Davies, en particular, está llamando mucho la atención tras su fichaje por el Bayern de Múnich. Aunque es muy joven, ¿le ve capaz de llevar a la selección a un nivel superior?

Nos está ilusionando a todos. Canadá no ha tenido esa clase de jugadores y eso está dando esperanzas a la gente. Tenemos un jugador que decide partidos y que está al borde de adquirir talla mundial. Alphonso tiene un largo camino que recorrer, y hemos visto a muchos otros jugadores de 18 años que han mostrado unas posibilidades fantásticas y luego no han alcanzado todo ese potencial. Pero él está en un gran club que le dará la oportunidad de terminar su formación.

Si sigue avanzando, ya se ha visto en Gales lo que puede hacer un jugador como Gareth Bale. O Sigurdsson con Islandia. Puedes tener un equipo bueno y bien organizado, pero son jugadores así los que te hacen subir de nivel.