La carrera de Derdryck Boyata es una sucesión de altibajos y rodeos. Presentado en la defensa del Manchester City en 2010 como un prodigio en ciernes, tuvo que armarse de paciencia antes de encadenar dos cesiones consecutivas, la primera en el Bolton y la segunda en el Twente.
Habitual de las selecciones juveniles, encontró el lugar perfecto para retomar su evolución en el Celtic de Glasgow, donde ha sumado partidos, títulos y experiencia. Aunque sea tarde en la vida, Boyata sueña con alcanzar al fin la cima prometida al lado de su amigo y modelo a seguir, Vincent Kompany, y remontar así definitivamente el vuelo con los Diablos Rojos, con los que debutó en 2010.